Salón Nacional del Museo de Arte Costarricense

2022    Salón Nacional del Museo de Arte Costarricense. Muestra bienal de arte costarricense. San José, COSTA RICA.

Título de la obra: “Éxodo Daliniano”

Técnica: Mixta sobre lienzo con materiales: Acrílicos y spray

Dimensiones: 1,53 m de alto x 1,92 m de ancho

Año: 2021

Concepto: La obra es un tributo al maestro Salvador Dalí, en dónde se hace una clara analogía de su cuadro “Las Tentaciones de San Antonio”, pero transformándolo en “Las Tentaciones de la Humanidad”, lo cual refiere directamente a la crisis mundial del agua potable y sobreexplotación de los recursos naturales. En la obra de Dalí, aparece un caballo y varios elefantes que llevan una carga por el desierto y representan las tentaciones del santo. En el caso de esta obra, se utilizaron tanques de agua antiguos para personificar estos “vicios” del ser humano y de las sociedades contemporáneas; provocaciones que nos están llevando a terminar con los bienes del planeta y que pueden acabar en un final catastrófico. Cada uno de los tanques representa un pecado específico, y los elementos en ellos reflejan un simbolismo particular. El primer “pecado” es el tanque de “La competitividad de las personas”. Quizás promovido por el sentido de supervivencia de los organismos (y respaldado por la teoría darwinista), los seres humanos poseen un alto grado de competitividad entre su misma especie y ante las otras. Por esta razón el tanque aparece de primero, liderando a los otros. Al igual que El Caballo en la obra de Dalí, figura parado en dos patas; en este caso, el primer tanque simula una búsqueda de lo que sigue, tratando de estirarse para poder rastrear aquello tan preciado, antes que sus compañeros. Constantemente medito sobre todo el sistema globalizado en el que vivimos y pienso que uno de los grandes problemas es que la codicia siempre nos lleva a querer más; el deseo de estar de primero en lugar de trabajar verdaderamente en comunidad y equipo para lograr mejoras en pro del medioambiente. ¿Está realmente en la naturaleza humana ser tan competitivos o podemos ser cooperativos? En el “Tanque de la Competitividad” aparecen grafitis hasta en la parte más alta del depósito (siendo esto “posible” por la ayuda de la escalera), aseverando la necesidad de siempre querer estar más arriba. En el techo aparece un número uno que enfatiza la esencia del irónico pensamiento de competencia y lucha por ser LA persona más rica del planeta, EL líder del mercado, LA industria primordial;…todo esto nos sumerge en un sistema económico y social enfermizo ya que el deseo nunca logra satisfacerse. El segundo tanque es el vicio del adoctrinamiento. A lo largo de la historia de la humanidad, en el círculo de conquistadores y conquistados, se han impuesto sistemas, creencias y tendencias que dictaminan y corrompen las formas de vida. Actualmente existimos en una época de consumismo y una sociedad de lo “desechable”. Sin embargo, han existido civilizaciones previas que aprendieron a consolidar imperios bajo sistemas de desarrollo comunitario, y civilizaciones que protegían y honraban a la naturaleza en vez de destruirla. Si bien muchas piezas de estos sistemas tampoco eran las mejores soluciones, por lo menos se debió haber hecho un esfuerzo por combinar regímenes y así poder promover políticas de desarrollo sostenible, convivencia sustentable y vida en armonía con el medio. El “Tanque del Adoctrinamiento” hace una fuerte crítica a la sociedad moderna que se encuentra completamente amaestrada por la ordenanza en que vivimos. La crítica va dirigida desde el nivel de los sistemas educativos actuales, los cuales mantienen altos grados de adoctrinamiento a pesar de que vivimos en la era de la información, por lo cual se vuelven completamente obsoletos. En los grafitis de este segundo tanque aparece la palabra misma: “adoctrinamiento”. Está tapada por otros grafitis ya que es sutilmente como el ser humano aprende a pensar, actuar, vivir y ser. Se recalca las tres letras que forman la palabra “ART” ya que reconozco que es la forma en la expreso y transmito el mensaje que quiero dar; y al mismo tiempo es un llamado sobre la necesidad de un arte que constantemente genera fuerte juicio del comportamiento del hombre. Le tengo mucha fe al Arte como un medio para romper paradigmas mentales y nos lleve a reflexionar sobre nuevas y mejores maneras de hacer las cosas. Para los niños al ingresar en sistemas educativos existe una contraposición del desarrollo de la creatividad versus el desarrollo de habilidades como lectura y matemáticas. Hoy esto está claramente estudiado ya que en países superpoblados los niveles de competitividad son tan altos que se les trata de enseñar, estas dos asignaturas, desde lo más pequeños posibles, logrando apagar la creatividad de muchísimas personas que se vuelven parte del sistema; como robots sin posibilidad de construir sus propios destinos o de ayudar a dar nuevas soluciones de los problemas actuales. Se destaca un grafiti que dice “Human Project” (“Proyecto Humano”), tratando de indicar la búsqueda de un nuevo movimiento que llegue a ser tendencia, y que logre movilizar masas para procurar soluciones y nuevas formas de vida sostenible en el planeta. El tercer tanque simboliza “la deshumanización”. A pesar de que la era digital y tecnológica han dado pie a esa vida moderna (donde existimos detrás de pantallas y perdemos contactos humanos directos) está representada por su antítesis: un tanque corroído. El “Tanque de la Deshumanización” carece de graffitis, de nomenclatura, o de alguna referencia a los seres humanos; más bien demuestra abandono. Este tanque carga un arbolito que simboliza una esperanza en la humanidad. Ante el retiro del hombre, la naturaleza crece. Ante la indiferencia buscar un regreso a lo elemental. Siempre he pensado que entre menos “voz” tenga un organismo vivo del planeta, menos respeto tiene la humanidad por este ser. Así caen en el fondo de la cesta de derechos todos lo que son: los bebés humanos abortados, los seres marinos y acuáticos, los insectos inclusive los bellos como las mariposas en sus estados larvales, los crustáceos, los reptiles y los anfibios, y por supuesto las plantas; que hasta hace muy poco se conoce de sus capacidades para sentir, entender y comunicarse. Este tanque eleva la voz de los marginados. El cuarto pecado es el consumismo, un tanque de mayores proporciones que recuerda la avaricia de las personas: siempre queriendo más en lugar de revisar opciones de utilizar únicamente lo que se necesita. Un tanque que intenta engullir a los otros con un soporte tan frágil que no es sustentable. Este tanque está lleno de grafitis con una serie de conceptos relacionados al consumismo de la población, y contraponiendo a este sistema que hace ya mucho tiempo se sabe que puede acabar con el planeta. A lo lejos, de quinto, se observa el “Tanque de la sobrepoblación del Homo sapiens”. Se aprecia de último, mostrándolo como si estuviera ya olvidado. Sin embargo, en un escenario apocalíptico del planeta Tierra, por falta de recursos, sería la raza humana (este tanque) la que quedaría atrás. Los seres humanos dependemos de los recursos y si estos llegan a escasear llevaría a una extinción masiva. Me gusta pensar en toda la composición de la obra como un paisaje para reflexionar cuestiones acerca de las sociedades y seres actuales; refiriéndose al tema del agua directamente por la personificación de los reservorios acuíferos, y de su importancia para la supervivencia del ser humano. Una oportunidad para el espectador de plantearse diversas preguntas cómo ¿Qué está sucediendo en escena? ¿Quiénes son estos personajes? ¿De dónde vienen y adónde van? ¿Qué buscan, siendo tanques será agua? ¿Parece como que llevasen un árbol protegido?… O si algún observador de la obra piensa similar a mí, inclusive podría llegar a pensar que más bien es el arbolito que ha adquirido dotes para controlar los tanques y poder velar por su futuro; nuevamente mostrando un final esperanzador para el planeta a pensar que la humanidad quede atrás por el rumbo que decidió tomar.

 

 

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